La modificación genética de organismos puede acelerar la producción de vacunas contra nuevos virus, además de convertirse en un sustituto para el petróleo, según declaró hoy Craig Venter, uno de los principales genetistas del planeta.
Venter testificó hoy ante el Congreso de Estados Unidos sobre el futuro de la biología sintética después de que saltara a los titulares de todo el mundo al anunciar...
la producción, por primera vez, de una célula controlada por ADN fabricado en laboratorio.
En su comparecencia, Venter expuso las grandes posibilidades que los avances en la elaboración y modificación de genes abren para la ciencia y la economía.
Reveló que el principal instituto de investigación del gobierno ha encargado al laboratorio científico que él dirige la elaboración de segmentos sintéticos de todos los virus conocidos de la gripe "para fabricar posibles nuevas vacunas en menos de 24 horas".
Actualmente se tarda meses en preparar una nueva vacuna contra un virus que ha mutado, algo a lo que son muy proclives los organismos que transmiten la gripe.
Venter también explicó que hay proyectos en marcha para modificar el ADN de plantas y microbios de forma que produzcan materias primas que ahora se sacan del petróleo, como el plástico, o para que detecten toxinas o patógenos y prevenir así el bioterrorismo.
Henry Waxman, presidente del Comité de Energía y Comercio de la Cámara de Representantes, que realizó la audiencia, destacó que la biología sintética podría reducir la dependencia del petróleo, además de crear microbios que descompongan el crudo.
"Esa sería una aplicación extremadamente útil, como el vertido en el Golfo desgraciadamente demuestra", dijo.
Synthetic Genomics, una compañía fundada por Venter, ya cuenta con un contrato por valor de 600 millones de dólares con la compañía petrolera Exxon Mobil para producir algas que atrapen el dióxido de carbono a través de la fotosíntesis y generen biocombustibles.
En la audiencia también compareció Jay Keasling, del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley, que está a cargo de la principal aplicación de la biología sintética hasta ahora: la producción del fármaco artemisinin, que se usa para combatir las cepas más resistentes de la malaria.
Normalmente se extrae de la planta artemisia, pero su fabricación es muy cara.
Para abaratarla, Keasling y su equipo transfirieron los genes responsables de la producción de esa medicina de la planta a un microorganismo.
Sanofi-Aventis, la empresa que tiene la licencia del proceso, "elaborará la droga a nivel industrial en los próximos dos años y la venderá a precio de costo en el mundo en desarrollo", dijo Keasling.
Desde hace décadas los científicos son capaces de modificar ciertos genes de una especie, por ejemplo para hacer el maíz resistente a las plagas y reducir la necesidad de fertilizante.
La biología sintética, un campo de reciente aparición, va un paso más allá, al fabricar cromosomas enteros y reemplazar con ellos los que existen en las células.
Esos avances presentan nuevos desafíos éticos y algunos expertos ya han advertido de que los seres humanos no deberían jugar a ser Dios.
Venter aclaró que en sus experimentos no intenta crear vida de la nada, pues lo que ha hecho es introducir un ADN nuevo en una célula ya existente.
Anthony Fauci, encargado de enfermedades infecciosas en el Instituto Nacional de la Salud, el principal centro público de investigación de Estados Unidos, dijo en la audiencia que el gran desafío es elaborar las conexiones entre los segmentos de ADN de un genoma, de forma que se puedan ordenar para crear "el organismo óptimo".
En su célula "sintética" Venter copió artificialmente el genoma de una célula de una especie y lo colocó en otra, es decir, que no elaboró ese genoma de forma independiente.
http://www.abc.es/
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