14 de noviembre de 2010

VACUNAS RECOMBINANTES

Una vacuna ideal debe conferir una inmunidad prolongada y fuerte a través de la inmunización activa. Siempre estamos en busca de vacunas que tengan efectos colaterales mínimos, de bajo costo, estables y que puedan ser administradas a un gran número de animales usando una vía de administración apropiada. Una respuesta inmunológica que se distinga de la conferida por infección natural, es también deseable porque permite al mismo tiempo el control y la erradicacion de...
 la enfermedad.
   Algunos de estos requisitos, especialmente la alta antigenicidad y, la ausencia de efectos adversos, son frecuentemente incompatibles en algunas vacunas clásicas. Las vacunas vivas pueden presentar riesgos de contaminación o de virulencia no deseable, mientras que las vacunas inactivadas tienden a ser seguras, pero fallan en proporcionar una inmunidad prolongada y fuerte. 

   La tecnología recombinante permite un enfoque totalmente nuevo para el desarrollo de las vacunas para poder cumplir con los requisitos del USDA en cuanto a pureza, potencia, seguridad y eficacia. Técnicas desarrolladas en los años 70 y perfeccionadas en estas dos últimas décadas, se han aplicado en las vacunas recombinantes para uso veterinario. La siguiente presentación ofrece una revisión del progreso obtenido hasta la fecha y vislumbra lo que depara el futuro.


   La microbiología ha dado un giro helicoidal en la última parte del siglo XX. Usando enzimas de origen bacteriana para segmentar al material genético de levaduras, bacterias y virus, los científicos han podido determinar las secuencias genéticas de genes específicos. De hecho, se ha llegado a conocer la secuencia de muchos microbios usando estas técnicas modernas. La caracterización de genes específicos ha resultado en la identificación de la acción específica de los productos de los genes, tales como la virulencia, patogenicidad, inmunidad
mediada por células, restricciones del huésped e inducción de inmunidad humoral. Una vez que el material genético se rompa en pequeños fragmentos, puede ser suprimido de ese organismo o recombinado en organismos extraños.

   Estas técnicas y este conocimiento recién adquirido permiten a los microorganismos ser modificados y producir una respuesta inmunológica deseable sin los efectos adversos que puedan afectar la salud o la eficiencia productiva del animal vacunado. Las vacunas recombinantes resultantes han sido clasificadas en tres grupos por el USDA.

   Las vacunas recombinantes de tipo I (subunidad) se derivan de organismos recombinantes (los que pueden ser una levadura, una bacteria o un virus) en los que se ha insertado un gen extraño de un patógeno específico. El organismo recombinante que transporta al gen insertado se multiplica; y el producto del gen es cosechado, purificado y administrado como una vacuna. La vacuna de subunidad más exitosa en la medicina veterinaria es una vacuna recombinante contra la enfermedad de Lyme. Un sólo gen (que codifica la proteína A de la superficie externa [OspA]) obtenido de la Borrelia burgdorferi patogénica (el agente causal de la enfermedad de Lyme) se aísla v se inserta en la Escherichia coli. Se propaga la E. coli y la proteína de subunidad se purifica y se prepara para ser administrada a los perros.

   Esta proteína se encuentra en la superficie externa de las espiroquetas y cuando es presentada al sistema inmunológico del animal vacunado provoca una respuesta humoral protectora específica, sin ninguno de los efectos adversos que se han presentado en vacunas que contienen la espiroqueta muerta.

   Las vacunas recombinantes de tipo II (de gen deletado) siguen un modelo que ocurre en el laboratorio cuando los organismos son atenuados a través del crecimiento bajo condiciones consideradas poco ideales tales como temperatura variable, pasajes múltiples y medios artificiales o huéspedes restringidos. La atenuación del organismo ocurre bajo estas condiciones ya que algunos genes son alterados y como consecuencia ya no son expresados. Con las técnicas modernas de manipulación genética, genes específicos como los asociados con la virulencia o patogenicidad, pueden ser deletados de un organismo patógeno. La deleción provoca que el organismo tenga menos probabilidad de causar enfermedad mientras que retiene su habilidad de estimular la inmunidad protectora. Las vacunas con genes deletados empleadas para controlar la seudorrabia no contienen los genes específicos asociados con la inducción de anticuerpos específicos, que permite que las personas encargadas de la erradicación de enfermedades puedan diferenciar entre los animales que fueron vacunados (y por lo tanto protegidos) de aquéllos infectados con el virus patogénico virulento.

   Las vacunas recombinantes de tipo III (vectoriales) consisten de organismos no patogénicos o de gen deletado en el que se inserta un material genético específico de un patógeno con el propósito claro de estimular una respuesta inmunológica protectora cuando el vector es administrado al animal vacunado. Esta recombinación toma lugar in vitro durante el cultivo en conjunto del vector y un plásmido que contiene el gen a insertar. Se han usado experimentalmente la Salmonella, Mycobacterium, adenovirus, lentivirus y poxvirus como vectores de una respuesta inmunológica. Los vectores más exitosos han sido los poxvirus.  Estos virus tienen un genoma grande y pueden resistir múltiples manipulaciones sin afectar su habilidad de replicarse. De hecho, uno de los vectores de vaccinia experimentales tuvo más de 16 genes específicos deletados y aún fue capaz de conferir excelente inmunidad contra la enfermedad. Los vectores poxvirales son más eficaces que las vacunas muertas, son altamente específicos e inducen a una respuesta inmunológica de largo plazo. Debido a que contienen solamente gen(es) específico(s) del organismo patogénico, no pueden causar la enfermedad o volver a ser virulentos, no pueden replicarse y no son difundidos en el ambiente.

   Las vacunas recombinantes con vectores recibieron una licencia recientemente para inmunizar contra las enfermedad es de Newcastle, moquillo canino y rabia.

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