Quienes se oponen a la decisión del gobierno advierten sobre la pérdida de variedades criollas. Después de una moratoria de 11 años, el gobierno mexicano autorizó 15 solicitudes para sembrar maíz genéticamente modificado, una decisión que causó polémica entre académicos y grupos ambientalistas por el efecto que tendría en variedades nativas. La crítica más frecuente es el riesgo de perder el genoma de las especies de maíz originarias de la región, debido a la...
contaminación de transgénicos. Elena Álvarez Buylla, investigadora del Instituto de Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México, afirmó que es imposible aislar los cultivos modificados de las variedades criollas, sobre todo en este país que es centro de origen de decenas de variedades. "Los transgenes se acumularán en las razas nativas, y eso conlleva incertidumbres inaceptables. Por eso la prohibición en otros países originarios", dijo en conversación con BBC Mundo. En respuesta, las autoridades aseguran que se tomaron precauciones extra para proteger los cultivos criollos. Se trata de una fase experimental para determinar si realmente existe ese riesgo, le dijo a BBC Mundo Ariel Álvarez, secretario de la gubernamental Comisión Intersecretarial de Bioseguridad de los Organismos Genéticamente Modificados. "No podemos negarnos a experimentar ni caer en el círculo vicioso de que si no hay conocimiento no tomas decisiones, y no lo haces porque no existe el conocimiento", afirmó.
Larga historia En México el tema del maíz transgénico está presente desde 1996, cuando surgieron las primeras variedades comerciales de la gramínea. En 1998, ante la presión de grupos campesinos y de ambientalistas, el gobierno decretó una moratoria para la siembra de esta variedad, la cual concluyó en septiembre de este año. Semanas después los ministerios de Agricultura y Medio Ambiente otorgaron 15 permisos para cultivos experimentales en varios estados del país. La empresa estadunidense Monsanto Comercial obtuvo nueve concesiones, y las seis restantes fueron para Dow AgroScience/PHI México. La asignación avivó la polémica. "Se hizo para favorecer a Monsanto. El gobierno se dejó presionar por esta compañía", le dijo a BBC Mundo Víctor Suárez, de la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Productos del Campo, opositora al maíz modificado. Las autoridades rechazan la denuncia. "Han pasado 13 años desde que llegó el maíz transgénico, si el gobierno cediera a presiones lo hubiera hecho hace mucho tiempo", afirmó Ariel Álvarez.
Las autoridades argumentan que se desconoce el efecto real de los transgénicos. Opositores y autoridades coinciden en que se desconoce el efecto real de los transgénicos en el maíz mexicano. Donde se ha liberado la siembra de la gramínea, como Estados Unidos y España, existen condiciones de biodiversidad distintas a las de México, afirmó el secretario de la Comisión Interestatal, por lo que esa experiencia no puede aplicarse en este país. Y según la investigadora de la UNAM, hasta ahora no se sabe qué cambiarán los genes modificados, aunque en experimentos con plantas similares hubo daños irreversibles.
El problema es el riesgo. "Si se inserta un gen igualito a lo que se usa en maíz en un sitio del genoma puede no tener efecto, pero si se va a otro lugar podría afectar completamente", insistió. La polémica del maíz modificado no es sólo por aspectos técnicos. Según los opositores, en otros experimentos con transgénicos, como el algodón, los cultivos salieron del control del gobierno. Sin embargo, el secretario de la Comisión Interestatal aseguró que todas las pruebas se mantendrán bajo estricta vigilancia. Las áreas de experimentación no son mayores a una hectárea, lejos de siembras de maíz tradicional y fuera de la temporada normal de cultivo. Además, en algunos casos no se permite que la planta madure, por lo que no existe riesgo de esparcir el polen, uno de los elementos que propician la contaminación de otros cultivos.
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